viernes, 17 de abril de 2009

Cine y literatura


Con el estreno de la cinta El niño con el pijama a rayas basado en la novela homónima de Joh Boyle, se ha puesto nuevamente sobre el tapete sobre que tan fiel puede ser la traslación de una obra literaria al cine, y el eterno debate entre la relación que existe entre literatura y cine y la influencia que hay entre estas dos corrientes artísticas.

Para empezar se debe determinar que el cine utiliza la imagen para captar la atención y la emoción del espectador, mientras que la literatura usa la palabra para crear imágenes imaginarias en la mente del lector que van a despertar su sensibilidad.

La relación entre cine y literatura no es nueva, desde que los hermanos Lumiere inventaran el cinematógrafo se trató de darle un contenido culto a las películas, esto por la mirada despectiva de ciertas elites que consideraban al cine como un arte menor, un espectáculo de feria o barraca, exclusivo para las clases bajas. Para dotarle de calidad surgió la idea de incorporar las obras clásicas del teatro al cine para darle un contenido artístico, incluso grandes artistas de las tablas se incorporaron al experimento que recibió el nombre de Cine de Arte. A este tipo de cine se le dio el nombre de Teatro fotografiado y resultó un fracaso por adolecer de actuaciones sobrecargadas, típicas de su origen teatral. A pesar de este traspié, el cine comenzó una estrecha relación con la literatura y buscó nuevos caminos para realizar adaptaciones literarias, es necesario decir que adaptar un libro al celuloide no es nada facil, hay que mencionar que una adaptación no debe ser un calque completo del libro, más que todo cuando hay obras literarias que son demasiado voluminosas y por esa extensión es casi imposible trasladarlas a la pantalla, por lo que, lo más correcto es sintetizarla, y en eso el cine puede ayudar, pues la utilización de la imagen servirá en muchos aspectos para lograr esa síntesis narrativa que carece la obra, otro aspecto importante es mantener el espíritu del escritor, este es quizas el aspecto más importante, pues sin ella una película no sería otra cosa que un envoltorio completamente vacio.

Las adaptaciones no se hicieron esperar, George Mèlies, el creador de los efectos especiales y director de películas geniales, se inspiró en Julio Verne y su obra De la tierra a la luna para realizar su cinta Viaje a la luna (1902). En Alemania durante la década del veinte, aparece una corriente en el cine llamada el Expresionismo, que explora los rincones más oscuros de la naturaleza humana, esta tendencia toma como referentes muchas de las novelas de tipo gótico o de horror, tal es el caso de la novela Dracula (1897) del británico Bram Stoker, llevada a la pantalla por Friedrich Murnau con el nombre de Nosferatu (1922) , para no tener que pagar derechos de autor, otro caso es el de la obra El Golem de Heinrich Meyrick, que también es llevada a la pantalla.

Con la aparición del sonoro en el cine, empezó una fiebre por llevar obras literarias al celuloide, en especial en los Estados Unidos, en donde escritores que posteriormente se convirtieron en iconos de la literatura contemporánea norteamericana en géneros como el drama y la literatura negra, se convirtieron en guionistas de los grandes estudios de Hollywood, tal es el caso de autores de la talla de Francis Scott Fitzgerald, William Faulkner, Raymond Chandler, Danshiel Hammet, Mickey Spillane, James Cain, Ernest Hemingway entre otros. Incluso muchas de las grandes películas de la edad de oro de los grandes estudios son basadas en sus guiones u obras.

Pero las adaptaciones literarias en especial de los grandes clásicos no siempre han llegado a buen puerto, hay unos que han tenido resultados mediocres o han fracasado por falta de presupuesto ejemplos al cántaro, Troya el bodrio dirigido por Wolfgang Petersen que no logró plasmar la riqueza del poema homérico, otro caso pero ya en el plano económico es el de Don Quijote, que a pesar de tener decenas de adaptaciones con desiguales resultados, han existidos dos proyectos para filmar la vida del personaje de la triste figura que fueron abandonados por falta de dinero, uno llevado a cabo por el inmenso Orson Welles (1957) y el otro por Terry Gilliam que estaba protagonizada por Johnny Depp (2000) , es una lastima no haber podido visualizar estas dos obras con el sello personal de estos grandes directores, de la obra de Welles, existe una versión en dvd armada por su guionista Jesús Franco y de la película de Gilliam hay un documental titulado Lost in La Mancha. Los libros medievales como el Decamerón (1971), Los cuentos de Canterbury (1972), y obras como Las mil y una noches (1974) y las tragedias griegas como Edipo (1967) y Medea (1969), fueron adaptadas magistralmente por el italiano Pier Paolo Passolini recibiendo premios en festivales y el aplauso de la crítica, incluso la novela de Gunther Grass, El tambor de hojalata se llevó un Oscar en 1979 por mejor película extranjera dirigida por el alemán Volker Schlondorf.

Los llamados best sellers han gozado de mejor fortuna, (muchos críticos literarios los ponen por el suelo por considerarlos una escritura inferior en la literatura), muchos se han convertido en éxitos de taquilla, caso de la empalagosa Lo que el viento se llevó , de Margaret Mitchell, que no solo arrasó con la taquilla sino que se llevó 10 premios Oscar, El Padrino de Mario Puzo, fue un éxito de ventas en las librerias, y un éxito de público y crítica en el cine, convirtiéndose en una trilogía que ocupa un lugar importante dentro de la historia del séptimo arte.

En los últimos años la relación peligrosa pero necesaria entre estos dos artes, se ha incrementado, ante la carestía de ideas de la industria no han tenido otra alternativa que meter mano a toda obra que encuentre a su alcance y que sepa que tiene asegurada buena taquilla, para pagar una buena millonada por derechos de autor y recuperar con creces esa inversión. En unas ocasiones ha salido airosa con películas como la trilogía de El Señor de los Anillos basada en la obra de J. R. Tolkien (2001_2003) dirigida por Peter Jackson, que ha logrado premios y buenos comentarios de la crítica, El perfume de Patrick Suskind (2005) dirigida por el realizador alemán Tom Tykwer, Expiación de Ian Mcewan (2008) dirigida por el director londinense Joe Wright , Soy leyenda de Richard Mathesson (2007) dirigida por Martin Lawrence, Este no es país para viejos, novela de Corman Mccarthy que obtuvo varios premios en diversos festivales del mundo dirigida por los Hermanos Coen, . Este éxito se debe a una combinación de espectáculo y excelente dirección artística lo que asegura una excelente película.

Esto demuestra que la influencia entre estos dos lenguajes estéticos se va a incrementar con el paso del tiempo, así que a esperar las nuevas adaptaciones que el cine nos esta anunciando como Seda de Francois Girard, basada en la novela de Alessandro Baricco, Elegy, la versión cinematográfica de la novela de Philip Roth, The dying animal dirigida por Isabel Coixet

Y así poder de esta manera comprobar si es mejor la novela que leímos o la película que vimos.

Breves

William Shakespeare es el autor que más veces ha sido adaptado a la pantalla, 307 versiones se han contabilizado aproximadamente, Hamlet lleva la delantera con 74 versiones. El bardo ingles ha sido llevado al celuloide por directores tan dispares como el clásico Sir Laurence Olivier, pasando por los vanguardistas Baz Luhrman y Julie Taymor, los innovadores como Roman Polansky, Akira Kurosawa, Orson Welles y el experimental Kenneth Branagh.


El genero de Terror ha llevado a la pantalla los monstruos clásicos como Dracula y Frankenstein, creados por la pluma de Bram Stoker y Mary Shelley, decenas de versiones de estos personajes han sido realizadas por los estudios Universal y Hammer en la década del treinta y los 50 y 60 respectivamente.

La ciencia ficción nos ha trasladado con su poder de anticipación a los mundos creados por H. G. Wells, como la Maquina del tiempo, El Hombre Invisible, Blade Runner de Philiph K. Dick , un futuro agobiado por la lluvia acida y la presencia inquietante de robots inteligentes, El planeta de los simios de Pierre Boulle, un futuro aterrador en donde el hombres es dominado por los simios, han logrado ser plasmadas en la gran pantalla con aceptable calidad.

Los clásicos latinoamericanos también han sido llevados al celuloide con diferente éxito, Gabriel García Marquez ha tenido diversas adaptaciones, las más logradas Cartas desde el Parque de Tomás Gutiérrez Alea, y el Coronel no tiene quien le escriba de Arturo Ripstein, no tuvo suerte Mike Newell con el Amor en tiempos del colera. Se planea llevar al cine la novela del amor y otros demonios dirigida por la directora y guionista costarricense Hilda Hidalgo cuya fimación se preve para este año, Mario Vargas Llosa ha tenido también su parte, su obra se ha visto plasmada en pantalla con películas como Pantaleón y las vistadoras, y La ciudad y los perros y la Fiesta del Chivo. Isabel Allende ha visto adaptada su obra La casa de los espíritus (1993) por Billie August, Alfonso Arau realizó una adaptación aceptable de la novela de Laura Esquivel, Como agua para el chocolate (1992).

En Ecuador se han realizado varias películas basadas en obras literarias

Camilo Luzuriaga ha dirigido las películas La tigra (1990) , basada en el cuento homónimo de José de la Cuadra y Entre Marx y una mujer desnuda (1996) de la novela de Jorge Enrique Adoum , y 1809-1810 mientras llega el dia (2004) basada en el libro de Juan Valdano, El extraño caso del sr Valdemar de Carlos Andrés Vera, cortometraje inspirado en el cuento de Edgar Allan Poe.

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