martes, 30 de junio de 2009

De Bolívar a las izquierdas de hoy

Artículo hecho el 3 de mayo de 2009

En 1992, el coronel Hugo Chávez Frías es elegido presidente de Venezuela. Chávez va acompañado de un discurso antiimperialista, antioligárquico y nacionalista, amparado, según él, en los ideales del Libertador Simón Bolívar y su deseo de integración continental. La subida al poder de Chávez se convirtió en ese momento en una grieta en las relaciones de poder imperantes en América Latina, dominada por el neoliberalismo económico y político.Luego del triunfo de Chávez, América Latina da un vuelco hacia la izquierda, logrando que candidatos de esta tendencia lleguen al poder por la vía electoral. Brasil con Lula da Silva, Uruguay con Tabaré Vázquez, Bolivia con Evo Morales, Argentina con Néstor Kirchner, Rafael Correa en Ecuador.

Hasta entonces, la izquierda latinoamericana había soñado por todos los medios, incluso la vía armada, llegar al poder, sin conseguirlo. El deseo se convirtió en realidad. Pero hay interrogantes: ¿Existe una sola izquierda? ¿Y si no, cuáles son sus diferencias? ¿Los gobiernos elegidos pueden ser ubicados dentro de esa corriente ideológica? ¿Cual es el comportamiento de EE.UU. frente a esta nueva relación de poder?.

Estas preguntas no tienen una sino varias respuestas, las cuales trata de dilucidar el periodista y analista político Marc Saint-Upéry, en su libro El sueño de Bolívar o el desafío de las izquierdas sudamericanas. Colaborador de publicaciones como Metapolítica, Íconos, Le Monde Diplomatique, y otras, Saint-Upéry se ha destacado por sus análisis de la realidad latinoamericana y en esta obra investiga profundamente sobre el momento coyuntural que pasa la izquierda en algunos países de América del Sur.

Hay un capítulo dedicado al gobierno de Chávez, en el que se narra cómo se ha desarrollado el proceso de la revolución bolivariana y la construcción de una organización política que responda a las necesidades de su proyecto político, y como lo ven sus opositores, muchos de ellos militantes históricos de la izquierda venezolana de los años sesenta; las críticas sobre su autoritarismo y el manejo económico de tipo populista que han polarizado al país.

En el caso de Brasil se destacan logros económicos y sociales del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y la aceptación popular que tiene, pero menciona las diversas opiniones que dentro de la izquierda brasileña se tiene de ese gobierno, en el que se ve una continuidad con la administración socialdemócrata de Fernado Cardoso; lo que el autor pone en duda por las diferentes estructuras sociales de ambos partidos políticos. Concluye que el camino que Brasil y su Presidente tienen para implementar una distribución de la riqueza equitativa es largo.

Es un libro que con una narración clara y concisa repasa la trayectoria de la izquierda en los últimos 20 años, su resurgimiento y la manera cómo se enfrenta al problema étnico en países como Ecuador, Bolivia, Perú y Brasil. Problema que no es actual, que se remonta a la década de los 20, cuando la izquierda marxista ortodoxa manejada por los partidos comunistas discutía sobre el papel de las masas indígenas, campesinas y negras en el proceso de la revolución socialista. El autor estudia el papel que han tenido las organizaciones indígenas y étnicas en su lucha por lograr representatividad en una sociedad excluyente y que ve a lo diferente como una amenaza.

Otro aspecto interesante del texto es el análisis de la situación de EE.UU. y su relación política en una región en donde su influencia quedó debilitada después del mandato de George W. Bush y su doctrina de lucha contra el terrorismo. Situación que se complicará aún más por la presencia de potencias alternativas como China y la India que buscan nuevos mercados de inversión.

Además, está la dinámica competencia entre los países más desarrollados del área como Brasil de Lula y Venezuela de Chávez, que buscan convertirse en el modelo rector de un proceso de integración económico y político que haga resurgir el sueño integracionista de Bolívar. Saint-Upéry compara el proyecto de los dos mandatarios y aporta elementos, como que las supuestas diferencias irreconciliables sobre su forma de ver el proceso de integración sudamericana no son reales y que más bien son cuestiones de estilo. Para el autor la clave válida para la integración sudamericana es la voluntad política de los gobiernos del área y buscar fórmulas de consenso para coordinar y unificar los organismos económicos de la región como el Mercosur y la Comunidad Andina.

Las conclusiones de la obra son que el cambio de época va acompañado de desafíos, y de peligros como la inestabilidad económica de un capitalismo en crisis, y problemas del cambio climático, muy distintos a los concebidos en estudios clásicos de la tendencia. Dificultades que la izquierda deberá aprender a sortear con creatividad, con la profundización de una democracia participativa, alejándose de discursos anacrónicos y sectarios.

El estudio solo se circunscribe a Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador y Bolivia. No analiza la situación de países de América Central, pero el autor se disculpa por ello por considerar que esto sobrepasaba la intención de la obra y que en el momento de su escritura solo Nicaragua tenía un gobierno de esa ideología, además de motivos personales y financieros, lo que quedaría como asignatura pendiente. El libro de Saint-Upéry es una invitación para bucear en los interiores de una corriente política que tiene parecido con la esfinge de las mitologías griegas: una imagen de la que no sabemos o ignoramos cómo piensa o cómo actuará.

lunes, 29 de junio de 2009

Juan Carlos Onetti,narrador de la angustia

Aunque Juan Carlos Onetti era un enemigo de los homenajes y celebraciones, no se puede pasar por alto el centenario de este autor, nacido el 1 de julio de 1909 en Montevideo. El escritor uruguayo no ha gozado de una fama tan extendida, como la de otros autores de su generación. Sin embargo, ese detalle no ha desmerecido y peor disminuido la calidad de sus novelas. El mexicano Carlos Fuentes lo considera como el iniciador de la literatura contemporánea latinoamericana, y el peruano Mario Vargas Llosa afirma que “es uno de los grandes escritores de la lengua española”, cuya obra “es una metáfora del gran fracaso de América Latina”.Su estilo sarcástico y burlón, característico de su personalidad, lo trasladó a su producción literaria. Detrás de esa mirada, oculta tras los gruesos cristales de sus lentes, estaba un escrutador de la naturaleza humana y de sus imperfecciones.

Onetti se acercó a la literatura desde la infancia, con lecturas juveniles encerrado en su cuarto. Cuando su madre apagaba la luz usaba una linterna para continuar devorando páginas. Fue lector apasionado de la literatura policiaca, gusto que conservó toda su vida.

Su juventud transcurrió entre Montevideo y Buenos Aires, dos ciudades que siempre estuvieron presentes en su obra de manera metafórica. Dedicado a la actividad periodística escribió en el semanario Marcha de Uruguay y La Nación de Argentina. Trabajó posteriormente como secretario de Redacción en las revistas Vea y lea e Ímpetu, y colaboró en la agencia de noticias Reuters (1941).

En 1939 publicó su primera novela, El pozo, en donde se anticiparon los elementos claves del universo onettiano: la soledad y la incomunicación de los personajes en un ambiente urbano lleno de sordidez.

Su admiración por el género policiaco lo llevó a experimentar con la novela Para esta noche (1943), combinando trama política y criminal, en donde el protagonista Ossorio se encuentra atrapado en una red de intriga y miedo en la que no hay escapatoria.

En estas dos novelas se puede dar con las pistas de su mundo literario y que lo llevarán a convertirse en el escritor de la angustia. Sus criaturas son seres aplastados por el hastío, la rutina y la cotidianidad, que las llevan a tener una vida aburrida y mediocre. Estos personajes son perdedores, resignados en su derrota, que se mueven en sitios sórdidos y fantasmales sin esperanza de redención.

En 1950 escribió La vida breve, novela clave. En esta creó a la ciudad de Santa María. “Ciudad colocada entre un río y una colonia de labradores suizos”, según el personaje Brausen, que en la obra tiene la intención de escribir un guión para un filme, que jamás termina. En la novela aparece también el personaje del médico Díaz Grey, álter ego del propio Onetti. El mundo de Santa María se difumina entre la realidad y lo onírico. En esta el uruguayo realiza ejercicios estilísticos con el lenguaje. Juega con los tiempos, intercalándolos o cambiándolos. Santa María es una metáfora de Montevideo y Buenos Aires, donde el autor arroja sus demonios interiores, guardando una similitud con William Faulkner y su ciudad de ficción Yaknapatawpha, y Gabriel García Márquez con Macondo.

La presencia de este centro urbano ficticio se convertirá en referente obligado de sus obras, en especial de El astillero (1961), en donde el personaje Larsen viaja a la ciudad mítica a trabajar en un astillero que está al borde de la ruina y que su dueño trata de levantar nuevamente, sin éxito. Toda esta acción está inmersa en un ambiente de pesadilla. El astillero es una simbolización metafórica del absurdo; y los vanos intentos por ponerlo a funcionar son la representación de la derrota de América Latina de esa época en concretar sus utopías.

Es el mismo Larsen que vuelve a protagonizar otra de las obras de Onetti, Juntacadáveres (1964). En esta ocasión ejerce el oficio de proxeneta y regresa a Santa María a regentar un prostíbulo de mala muerte y posteriormente se enfrenta con ciertos personajes influyentes de la ciudad. Este hilo argumental no es más que un pretexto para describir con un estilo demoledor la decadencia de una forma de vida, la de Larsen que apenas puede disfrutar de las mieles de su corto triunfo para luego derrumbarse estrepitosamente. Obra maestra, llena de existencialismo y donde Onetti alcanza su madurez como escritor.

La última aparición de la ciudad de sus sueños fue con la crepuscular Cuando ya no importe (1993), donde retoma a varios personajes de sus anteriores novelas como Díaz Grey. Otra vez el absurdo y la derrota son elementos omnipresentes que destruyen intentos de superación de los protagonistas, testamento literario del autor.

Vida personal
Onetti fue un personaje multifacético: novelista, cuentista, periodista, mujeriego, bebedor y fumador empedernido. Desde pequeño sintió esa pasión por la lectura y eso le inspiraría para escribir posteriormente. Dorothea Muhr, su última esposa, (Dolly para el escritor) mencionaría que la literatura para su esposo era “como una transfusión de sangre” que le hacía “revivir”. Se casó cuatro veces.Onetti sufría de una timidez que rayaba en lo enfermizo. Esa misma timidez lo convertía en una persona hosca, enemiga de las entrevistas y homenajes. En muchas ocasiones contestaba con exabruptos. Para él, lo mejor era pasar desapercibido, actitud que le hizo ganar fama de amargado. Sus autores preferidos eran Marcel Proust, Miguel de Cervantes, Ernest Heming-way, Fedor Dostoievski, William Shakespeare, Pablo Neruda, César Vallejo y en especial William Faulkner, sin olvidar las novelas policiacas de las cuales era un ferviente lector.

Dos cosas de las que siempre quiso estar al margen fueron las modas literarias y la política. En la primera, nunca quiso adherirse a ninguna corriente. Su literatura era una reflexión sobre sí mismo, como lo expresaría en una entrevista para la publicación Mañana: “Escribo para mí. Para mi placer. Para mi vicio”, una declaración de personalismo para dejar claras las cosas cuando estaba en auge el realismo mágico.

Enemigo del partidismo político, no pudo mantenerse al margen, pues igual que el absurdo que rodeaba a los argumentos de sus novelas, estuvo involucrado en un caso político durante la dictadura de Juan Manuel Bordaberry en Uruguay. En pleno auge de las luchas armadas en América Latina, en febrero de 1974 fue detenido con todos los miembros del jurado de un concurso de cuentos, en el cual el relato ganador fue censurado y considerado subversivo.

Lo paradójico es que Onetti fue el único del jurado que votó en contra del ganador. Tuvo que pasar meses en la cárcel y después de una campaña solidaria de escritores latinoamericanos salió en libertad y abandonó el país en 1975, para jamás regresar. Pasó a instalarse en Madrid en un exilio voluntario. La capital española fue el lugar en que residió hasta su muerte, el 30 de mayo de 1994. Sus últimos años los pasó acostado y encerrado en su habitación, bebiendo, fumando y leyendo cuentos policiacos, típica actitud de sus personajes de ficción.

Ahora, 100 años después de su nacimiento y ante la cantidad de homenajes que se le están realizando, si Onetti viviera y si le preguntaran cómo se siente, quizá respondería con su mal humor característico: “Que me dejen en paz”.

martes, 23 de junio de 2009

El lado oscuro del mundo del espectáculo

El mundo del cine y la música ha forjado sus propios ídolos, personajes que son objeto de adoración de su público que piensan que ellos son seres que están por encima de todos los problemas mundanos. Pero de ese mundo de flashes, risas y oropel en muchos casos no queda nada, ese mundo ficticio esta lleno de dolor, sufrimiento y muerte, un mundo igual al real lleno de horrores.

Esta reflexión a propósito de la condena a cadena perpetua del productor musical Phill Spector, por el asesinato de Lana Clarkson, actriz de Hollywood , producto de un balazo en la boca y del supuesto suicidio del actor David Carradine en Tailandia. La vida del jet set artístico esta lleno de casos parecidos que forman parte de la leyenda negra del espectáculo.

Comencemos con la muerte de una actriz desconocida llamada Virginia Rappe el 6 de septiembre de 1921, en una fiesta, el resultado de la autopsia, fue hemorragia producida por un objeto contundente, la muerte fue atribuida al actor Roscoe ''Fatty'' Arbuckle, cómico de gran fama en el cine, fue llevado por tres ocasiones a juicio por violación y asesinato pero siempre fue absuelto, pero su carrera fue destruida.

La muerte en extrañas circunstancias del director de cine, Thomas Harper Ince, en noviembre de 1924,abona más este escabroso panorama, pionero en la dirección de películas western y una celebridad en Hollywood, después de participar en una fiesta a bordo del yate del magnate de la prensa, William R. Hearts, fallece supuestamente de un infarto, no se le realiza autopsia y su cuerpo es cremado inmediatamente por deseos de su esposa , poco tiempo después circuló el rumor de que Hearts en un arranque de celos mató de un balazo a Ince cuando este lo confundió con Chaplin que cortejaba a una de sus amantes, el caso fue cerrado y nunca se aclararon los rumores.

Max Linder, cómico francés considerado fuente de inspiración para otros colegas de profesión como Charles Chaplin y Buster Keaton, tenía una vida artística llena de triunfos que se vieron interrumpidos el 30 de octubre de 1925, cuando en el hotel Baltimore, el actor en un arranque de locura ata a su esposa, le corta las venas y luego de comprobar que esta muerta se suicida en su habitación, conmocionando al mundo del espectáculo, jamás se pudo comprobar que llevo al artista a cometer el crimen.

Otro caso raro, es el de la actriz Thelma Todd que luego de una rutilante carrera en los treinta, tras un fracaso matrimonial se sumerge en el alcohol y las drogas, convirtiéndose en amante del jefe mafioso, Charles Lucky Luciano. Todd regentaba un bar muy popular en ese momento a lo que Luciano le propuso convertirlo en sala de juego clandestino, a lo que la actriz se negó y en diciembre de 1935 fue hallada muerta en el interior de su carro, la autopsia decía que murió ahogada por monoxido de carbono, otros hablaron de asesinato por orden de la mafia.

La muerte trágica siempre estuvo rondando Hollywood, se puede agregar el suicidio de la actriz Lupe Velez en 1945 , que se ahogó en su propio inodoro, el asesinato a puñaladas del actor Ramón Novarro, el mítico Ben Hur del cine mudo, en 1968 por dos proxenetas que aprovechándose de la homosexualidad del actor entraron a su casa y lo asesinaron, el del actor Sal Mineo también asesinado por un delincuente a pocos metros de su casa en 1976.

Pero en el cine también hay películas que dejan un aura de maleficio que se traslada a sus protagonistas o a quienes las dirigen, el caso más patético es el del director Roman Polansky, después de filmar la película El bebe de Rosemary (1968), cinta sobre el nacimiento del Anticristo, su esposa la actriz Sharon Tate que estaba embarazada, y varios amigos fueron asesinados a puñaladas por la pandilla satánica de Charles Mason, en un crimen que lleno de horror el mundo del cine. La mala suerte seguiría a Polansky que en 1977 seria juzgado por supuesta violación a una menor de edad y condenado, lo que llevo a que el director se exilie permanentemente en Francia.

Otro ejemplo es los actores de la película de terror Poltergeist de Tobe Hooper, Dominique Dunne una de las protagonistas de la cinta, fue estrangulada por su novio después de los rodajes, la pequeña Heather O'rourke protagonista principal murió víctima del mal de Crohn cuando apenas tenía 12 años.

Brandon Lee hijo del también actor y leyenda de las artes marciales Bruce Lee, murió accidentalmente en el plato de grabación de un balazo durante el rodaje de una escena de la película El Cuervo, jamás se aclaró quien puso balas de verdad en el arma, después de muerto escenas no utilizadas tuvieron que ser incluidas en el film para poder terminarlo. La lista es interminable y en la actualidad tenemos el caso de Robert Blake actor de la serie de tv Baretta y de películas como A sangre fría, fue acusado de ser autor intelectual de la muerte de su esposa en el 2001, absuelto en el juicio penal pero condenado en el 2005 en el civil a pagar a los deudos de su esposa una indemnización de 30 millones de dólares. O el de O.J.Simpson, héroe deportivo y actor de renombre en los Estados Unidos, fue acusado de asesinar a su esposa (1994) y su persecución para capturarlo fue transmitada en directo por TV , su juicio fue sensación medíatica hasta su posterior absolución por falta de pruebas y acusaciones de racismo, hasta que nuevamente fue arrestado en septiembre del 2007 acusado de robo a mano armada a dos vendedores de artículos deportivos de colección en Las Vegas, esta a punto de ser condenado a cadena perpetua.

Así como el cine tiene sus horrores el mundo de la música no esta ajeno a ellos.

Como Brian Jones el guitarrista del grupo Rolling Stone, que apareció muerto ahogado en circunstancias aun no aclaradas, a los 27 años en la piscina de su casa, aunque muchos afirman que fue asesinado por uno de sus empleados, según la teoría del director de cine, Stephen Woolley en su película Stoned (2004).

Otro es el caso de la cantante Janis Joplin, ídolo del rock, en la cima del éxito el cuerpo de Janis fue hallado boca abajo y con huellas de agujas en su cuarto del Hotel Landmark de Hollywood, el 4 de octubre de 1970, según el reporte médico su muerte se produjo por una sobredosis de heroína.

Igual sería el fin de otra figura del rock, Jim Morrison, conocido como el ''Rey lagarto'', o el ''poeta del rock'', después de una vida desenfrenada, llena de alcohol y drogas, Morrison abandonó EEUU, después de enterarse de que iba a ser encarcelado por el escandalo público producido en uno de sus

conciertos. Instalado en París junto con su pareja Pamela Courson, un 3 de julio de 1971, fue encontrado muerto en su bañera producto de una sobredosis de drogas, fue enterrado en secreto y eso dio pie a varias teorías sobre su muerte.

Pero el caso más triste fue el de John Lennon, famoso integrante del grupo musical The Beatles y abanderado pacifista de toda una generación, esa postura le trajo numerosos problemas con el gobierno de los EEUU, hasta el punto que el FBI le elaboró un dossier con todas sus actividades a las que consideraba subversivas. Pero la política no tuvo nada que ver con su muerte, pues cuando iba a entrar en su departamento en el edificio Dakota de Manhattan, un 8 de diciembre de 1980, junto a su esposa Yoko Ono, un desconocido llamado David Champman, un joven al que el ex Beatle le había dado un autógrafo horas antes, descargó su revólver y lo mató de contado, acabando con uno de los cantantes más controvertidos del rock and roll.

Como podemos darnos cuenta ese universo de oropel y fama no es más que una ficción y la muerte irrumpe de una forma brutal para abofetearnos y volvernos a la realidad de un mundo sucio y violento donde no existen los cuentos de hadas.

Epidemias y Literatura extraña relación

La noción de enfermedad siempre ha estado asociada con la idea del daño interno o externo al cuerpo que puede desembocar en la muerte. Observando las últimas imágenes sobre la presencia del virus AH1N1 o comúnmente llamada gripe porcina, donde multitud de gente se agolpa en los hospitales buscando saber si tienen la enfermedad, las personas cubiertas sus rostros con mascarillas en distintos lugares públicos junto a otras que no las tienen, dan una visión en muchos casos surrealista y atemorizante.

El arte y sus distintas manifestaciones sea literatura, cine, pintura etc. han reflejado desde diversas aristas el impacto de las epidemias sobre el ser humano, mostrando lo mejor y lo peor de los hombres frente a algo que no pueden ver ni percibir y que los llena de terror, es por ese motivo que entre arte y enfermedad se encuentra una relación unívoca que se remonta desde tiempos antiguos.

En literatura podemos rastrear esa simbiosis desde los tiempos bíblicos, en los textos del Antiguo Testamento en el libro de Exodo, cuando Dios por intermedio de Moisés envía las plagas a Egipto para liberar al pueblo de Israel de su yugo, entre las plagas estaban la peste y las úlceras. Luego el tema sería retomado en el libro del Apocalipsis de Juan en donde se menciona al cuarto jinete que tenía la potestad para exterminar a la cuarta parte de los habitantes de la tierra por medio de la espada, las fieras y la peste.

Enfermedad y muerte adquieren tintes de religiosidad, la peste es un simbolismo de castigo divino por los pecados del hombre en la tierra y toma fuerza en la época medieval durante la expansión de la peste negra que causó la muerte de millones de personas en Europa, esta sirve de marco para dos obras literarias básicas en la historia de la literatura, El Decameron de Boccaccio (1353) y Los Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer (1378) , colección de cuentos narradas por personas que huyen de una tierra asolada por la peste y que pasan el tiempo contando pequeñas historias cargadas de humor y picardia, el director Pier Paolo Passolini dirige dos obras maestras inspirándose en estas obras.

Alejándose de ese ambiente distendido de la literatura el pintor, Pieter Brueghel ilustra esa época oscura con obras con fuerte contenido tenebroso como La danza de la muerte.

En la época moderna, la búsqueda de explicación de las epidemias va poco a poco alejándose de ese tinte religioso y comienza a florecer el debate entre razón y religión, y eso se plasma en distintas obras literarias. Daniel Defoe, el autor de Robinson Crusoe, nos trae la obra Diario del año de la peste (1772), un relato cruel y descarnado de los estragos causados por la bubónica en la ciudad de Londres en el año de 1665, el escritor británico no escatima detalles al describir el horror que asola la ciudad y que la llena de cadáveres. Obra narrada en forma de una crónica periodística pone en el tapete reflexiones filosóficas sobre el origen de la enfermedad.

Durante el siglo XIX y XX en pleno apogeo del racionalismo y los avances científicos, una mujer con inquietudes literarias, Mary Shelley, escribe una novela premonitoria titulada El último hombre (1826), obra sobrecogedora que narra la expansión en el año 2070 de un extraño virus por toda Europa, provocando la desaparición de la raza humana, en medio de ese escenario apocalíptico solo un hombre logra sobrevivir y cuenta la terrible historia, novela llena de simbolismos políticos y filosóficos es junto con Frankenstein la iniciadora del genero de ciencia ficción.

El siglo XIX es el boom de las novelas vampíricas como Drácula, Carmilla y otras, los críticos ven en esas obras metáforas sobre enfermedades como la peste o el sida en la actualidad, que contaminan la sangre y que llevan a la muerte en vida.

Pero es el relato de Shelley que sirve de base para el llamado subgenero apocalíptico del que se nutre la ciencia ficción. Las enfermedades en el futuro se convertirán en plagas que amenazan la existencia de la humanidad reemplazando a seres de otros planetas.

Obras como Soy leyenda (1954) de Richard Matheson, son ejemplos de lo que la Sci Fi nos depara sobre el futuro del ser humano, narración sobre una plaga letal y desconocida que convierte a las personas en vampiros, el protagonista , único sobreviviente es inmune al mal y se dedica a matar a los infectados. La obra de Matheson ha sido llevada al cine en tres ocasiones, ninguna ha podido igualar en calidad a su original literario.

En La peste de Albert Camus (1947), novela que se aparta del genero de la ciencia ficción, plantea un dilema moral y un enfrentamiento entre la razón científica y la fe cada una de ellas representadas en un médico y un sacerdote que buscan ayudar a las víctimas de una epidemia en una ciudad de Argelia.

La novela Muerte en Venecia (1912) del alemán Thomas Mann, recrea los últimos momentos de la vida de un intelectual otoñal que ve en un joven polaco ese oscuro objeto de deseo que lo lleva a la muerte víctima del cólera.

La visión de José Saramago, en su novela Ensayo sobre la ceguera (1995) es bastante pesimista sobre la naturaleza humana frente a la enfermedad. Una plaga de ceguera hace brotar los instintos más primitivos del ser humano convirtiéndolo en un depredador, donde solo unos pocos conservan su condición de hombres.

También podría ubicarse en esta categoría la última novela de Corman Mccarthy titulada La carretera, sobre la desolación del planeta después de una guerra nuclear y donde un padre y su hijo tienen que luchar por su supervivencia en una tierra infestada de caníbales.

Gabriel García Marquez nos relata una historia de amor imposible teniendo como escenario una epidemia de cólera ocurrida en 1849 en Cartagena de Indias, en su novela Amor en los tiempos del Cólera (1985).

El escritor ambateño Luis A. Martínez en su novela A la costa (1904) novela precursora del realismo social en el país que trata sobre la migración serrana al trópico después del triunfo de la Revolución Liberal y en la que uno de los protagonistas, Salvador muere en una epidemia de malaria.

A pesar de los avances de la medicina y de la tecnología que permiten al hombre tener una actitud de superioridad y soberbia , las enfermedades representadas por esos microscópicos virus y bacterias son lo suficientemente peligrosas en algunas circunstancias que hacen tambalear el sólido edificio en que se haya asentada esa soberbia y demuestra lo frágil que puede ser el equilibrio que el hombre ha construido.

Fritz Lang redescubrimiento de un clásico

Con motivo de la inauguración del Festival Eurocine en el Maac, se va a presentar la película Metrópolis del cineasta alemán Fritz Lang con acompañamiento de banda musical en vivo. Lang y Metrópolis son dos nombres que están indisolublemente ligados a la historia del séptimo arte, el primero por ser uno de los directores más innovadores en el lenguaje cinematográfico y seguidor de la corriente expresionista, y la película por ser una de las cintas precursoras de la ciencia ficción y revolucionar la forma de hacer cine por sus decorados y efectos especiales, además de ser en su época la cinta más cara del cine alemán de su época.

Lang nace en la ciudad de Viena en 1890, en su juventud decide estudiar arquitectura igual que su padre, inscribiéndose en la Escuela Politécnica de Viena (1907) pero al poco tiempo la abandona para dedicarse a la pintura ingresando a la Academia de Artes Gráficas, posteriormente abandona el centro de estudios y se traslada a Munich y luego a París para dedicarse a pintar, estas dos actividades artísticas le van a servir de gran ayuda en la elaboración de sus futuros trabajos en el cine.

Durante la Primera Guerra Mundial se alista en el ejército, teniendo una participación destacada, resultando herido, durante su convalecencia comienza a elaborar bocetos y a escribir esbozos de guiones pues ya había podido observar la importancia que podía tener el cine. Al final del conflicto y con una Alemania sumida en el caos y la miseria producto de la derrota, Lang comienza a trabajar como guionista para algunos estudios, pero lamentablemente la mayoría de sus guiones sus mutilados por los directores, lo que lo llena de frustración.

1919 es un año importante pues conoce a Erich Pommer, director de la empresa Decla-Bioscop y a Thea von Harbou (luego se convertiría en su esposa y guionista de todas sus películas de su etapa alemana), con los que formaría una asociación de oro para el cine alemán. Pohmer valora los guiones de Lang y le da la oportunidad de dirigir su primera película Halb Blut, en ella el productor le da libertad absoluta en la dirección, lo que va a permitir a Lang establecer un sistema de autonomía total que le asegura el control de todas sus películas. Luego dirigiría Las tres luces (1921) que sería el espaldarazo definitivo en su carrera. Su éxito se reflejaría en las posteriores películas que realiza, y que dan un triunfo internacional al cine alemán que se convierte en un referente obligado a nivel mundial.

Vendría luego la realización del Dr Mabuse (1922), película inspirada en elementos del folletín de entregas, pero que en las manos de Lang se convierte en una verdadera obra maestra, película con marcada influencia expresionista, narra la ascensión al poder del mundo criminal de Mabuse, un genio maléfico que quiere tener el control de todo no solo del bajo mundo, sino de toda la sociedad, y a ese objetivo dirige su accionar. Con este personaje el director alemán crea al popular genio del mal que quiere conquistar el mundo, personaje que será adoptada en el mundo del comic con seres como Luthor en Superman o en el cine con toda esa gama de científicos locos que quieren dominar el mundo, o criminales como los de la organización Spectra que luchan contra James Bond. Mabuse se convertirá en personaje emblemático de su filmografía, al que daría vida en dos ocasiones más.

Luego del éxito de Mabuse, se embarcaría en un proyecto ambicioso, Los nibelungos (1926), saga popular de la mitología alemana, que narra las proezas del héroe germánico Sigfrido y su lucha contra un feroz dragón, la cinta tuvo gran acogida de la crítica y de taquilla, (paradojicamente sería la película predilecta junto con Metrópolis de Hitler).

Después de finalizar Metrópolis (1927) dirige M el vampiro de Dusseldorf (1931) , cinta que introduce al psicopata en el mundo del cine, encarnado por un excelente Peter Lorre, se embarca en llevar nuevamente a Mabuse al celuloide con el título El testamento del Dr Mabuse (1932), en esta cinta, hace todo lo posible para establecer una analogía entre el personaje lleno de maldad y Hitler y la dictadura que se va a instaurar en Alemania, cuando la cinta fue estrenada en 1933, los nazis ya estaban en el poder y la Gestapo secuestro la cinta, Joseph Goebbels poderoso ministro de Propaganda, mando a llamar al director para conversar con él, Lang pensó que iba a ser arrestado, para su sorpresa el ministro le propuso hacerse cargo de la dirección del cine alemán, sin pensarlo dos veces Lang abandona el país y huye a Francia, para luego trasladarse a Estados Unidos.

Aquí firma contrato con la MGM donde realiza varias películas que luego se convertirían en obras maestras como es Furia (1936), La mujer del cuadro (1944), Los sobornados (1953), en ese periodo innovo las películas del genero negro, trasladando a su ambientación elementos del expresionismo, lamentablemente su cine de carácter independiente no fue comprendido por la industria, lo que le acarrearía problemas por su falta de libertad creativa, abandona el país en 1956 para radicarse en Alemania Federal, donde dirige de manera intermitente, regresa a Estados Unidos donde fallece en 1976.

Su legado es gigantesco en el mundo del cine, sus películas son premonitorias de un mundo regido por dictadores, introdujo elementos expresionista en el cine negro dándole esa características propias de ese genero y sobre todo le dio al cine ese aire de monumentalidad.

Metrópolis
Si hablamos de monumentalidad dentro del cine debemos citar a la película Metrópolis de Fritz Lang, filmada en 1927 la cinta esta considerada como la iniciadora del genero de ciencia ficción en el séptimo arte, claro después de las obras filmadas por Georges Melies. Pero esta obra es diferente en todos los aspectos, desde el guión hasta los decorados de esta película asistimos a un espectáculo visual bastante complejo.

Lang se inspiraría en la ciudad de Nueva York para hacer esta cinta, durante un viaje que realizó en 1924, el mismo contaría: '' Me causo una gran impresión. El barco atracó en un muelle del West Side, en Nueva York. Miré las calles, las luces brillantes y los altos edificios, y allí concebí Metrópolis''.

La película es una feroz critica al capitalismo y a la explotación de los obreros, se desarrolla en una gigantesca ciudad del siglo XXI, que funciona gracias a máquinas manejadas por un ejército de esclavos que viven en laberintos subterráneos. En la superficie de la ciudad, vive la clase de los señores, gozando de los placeres que da el lujo y la riqueza. En el subterraneo un sitio parecido al infierno es habitado por los obreros que marchan cuales zombies a manejar las máquinas que permiten que la superficie pueda vivir, estos trabajan siempre bajo la vigilancia de un reloj que solo marca diez horas, que es la duración de la jornada de trabajo. Hasta que el hijo del dueño de la ciudad se enamora de una obrera y comienza a tambalear el equilibrio social cuando descubre la explotación a que son sometidos.

La cinta sirve de experimentación en varios campos, en la fotografía dirigida por Karl Freund, se juega con las luces para dar a cada ambiente detalles propios, luz clara y brillante para la superficie de los ricos y oscuridad y tinieblas en el mundo subterráneo. Los decorados es otro punto importante en el film, grandes edificios con lineas ascendentes que buscan tocar el cielo como verdaderas catedrales, destacándose por sus volumenes. Por esto y por algunos valores del guión Metrópolis es una cinta con mensaje social, de anticipación y alegoría política.

Datos de la cinta
- El rodaje duró 310 días, se utilizaron 30.000 extras en las escenas de masas, 700 niños, 100 negros y 25 chinos.
- Se confeccionaron 3500 pares de zapatos, 75 pelucas y se construyeron 50 automóviles de diseño futurista.
- Se invirtieron cinco millones de marcos, 4 millones más de los calculados para la realización. La película solo recuperó la séptima parte de la inversión y fue un fracaso comercial en EEUU y llevó a la bancarrota a la UFA, productora insignia del cine alemán.

VIERNES 13 Y EL REINO DE LA HEMOGLOBINA

Definitivamente la sequía de ideas de Hollywood es cada vez más patética, eso unido a la necesidad enfermiza por obtener dinero rápido, fácil y a montones, lo que no es nada criticable, pues debemos partir de que ante todo es una industria y poco le importa producir algún producto con cierta dosis de contenido artístico, esto le ha llevado a recurrir a realizar refritos o remakes de ciertas cintas que tuvieron exitos de taquilla hace algunos años. Esto a propósito de la llegada a nuestros cines de la película Viernes 13 del director Marcus Nispel.

¿Porqué esta cinta es escogida y qué representa dentro del cine de terror?.
La respuesta o las respuestas son varias, pero se pueden concretar en que la figura del asesino serial Jason Vorhooees es parte de la iconografía del genero junto a otro monstruo como Freddy Krueger personaje principal de otra cinta de culto, ''Pesadilla en la calle Elm'', y que estas dos películas fueron exitos de taquilla en la década de los ochenta, tanto es así que el asesino de la mascara de hockey ha protagonizado 11 películas desde la primera aventura de la saga filmada por el olvidado Sean Cunningham en 1980.

El cine de fantástico juega con la muerte, el terror, lo sobrenatural y lo monstruoso, pero al ser un género tan amplio hace que se diversifique y se empiecen a crear categorías inferiores o subgéneros y es ahí que nacen el splatter y el slasher, donde se puede encasillar películas como Viernes 13.

Estos subgéneros surgen a finales de los 70 como una necesidad comercial ante el estancamiento y la crisis de ideas que el cine de terror estaba pasando, no nacen como ideas originales, al contrario reciclan algunos tópicos de las cintas clásicas del género. Por ejemplo en el caso de Jason sus antecedentes fílmicos debemos buscarlos en personajes como Norman Bates el sicópata asesino de Psicosis de Alfred Hitchcock (1960), el fotógrafo asesino Mark Lewis interpretado por Karlheinz Bohm de la película El fotógrafo del pánico (1960), del británico Michael Powell Leatherface el loco de la motosierra de Matanza en Texas de Tobe Hooper (1974) y Michael Myers el demente que asesina a sus víctimas oculto tras una mascara en Halloween (1978) de John Carpenter y del cual se hizo un remake en el 2008 dirigido por el cantante de rock, Rob Zombie, por supuesto el sicokiller de Viernes 13 no esta a la altura de sus dignos antecesores.

El splatter se caracteriza por unos efectos especiales bien elaborados que muestran la desmembración de los cuerpos, acompañado del derramamiento de grandes cantidades de sangre artificial y vísceras, sus personajes tienen maquillajes elaborados con latex y silicón lo que les proporciona una presencia entre grotesca y horrible.

En cambio el slasher ( termino que viene de corte o cuchillada) tiene como elemento básico la presencia de un sicópata o asesino en serie que persigue a jóvenes que invaden su territorio o va en busca de venganza por algún trauma de infancia, siempre acompañada de una colección de armas que raya en la exageración , que van desde el cuchillo hasta la motosierra.

Existen elementos que relacionan a las dos tendencias como son su bajo presupuesto que los hace caer en la denominada Serie B, recurrir al miedo más primario entre los espectadores, fuertes dosis de humor negro y lo más importante, este tipo de cintas van dirigidas especialmente al público juvenil, consumidor nato de este tipo de productos, por eso se justifica la presencia de actores juveniles en estas películas.

En cuanto a las cintas en que se han inspirado, debe mencionarse La noche de los muertos vivientes (1968), y El día de los muertos vivientes de George Romero (1978), Bahía de Sangre de Mario Bava (1971), y Navidades sangrientas de Bob Clark (1974).

Los películas de este tipo tuvieron su máximo esplendor durante la década del 80, aunque no todos los títulos rodados de manera industrial eran malos, se destacaron algunos que se convirtieron en cintas de culto y les dieron la oportunidad a sus directores a lanzarse a la dirección de proyectos más ambiciosos y taquilleros, podemos citar tres ejemplos como el de Sam Raimi que dirigió y produjo la hilarante y siniestra Evil dead o posesión diabólica (1982) sobre un grupo de jóvenes que se instalan en una cabaña y son atacados por espíritus malignos que los convierten en zombies en medio de una lluvia de sangre, posterior al éxito de esta película, Raimi ha dirigido las exitosas cintas de Spiderman.

Le sigue Wes Craven que dirigió La colina tiene ojos en los 70 y revitalizó la tendencia realizando dos títulos emblemáticos como Pesadilla en la calle Elm (1984) y Scream (1996). Peter Jackson otro director que en su Nueva Zelanda natal rodó Braindead o Tu mamá se ha comido a mi perro (1992) compendio de todo lo grotesco y repulsivo del género, por supuesto eso no impidió que Jackson posteriormente lograra la gloria al dirigir la trilogía del Señor de los Anillos.

Después de un proceso de decadencia por el uso y abuso de sus personajes icónicos, Jason tiene una saga de 12 películas que lo ha llevado incluso a matar al espacio, Freddy y sus pesadillas tiene 5 versiones y una serie de tv, la corriente se mantiene e incluso ha tomado nuevos bríos mostrando cintas interesantes como Cabin Fever (2002) jóvenes aislados en una cabaña y sometidos al acecho de un virus mortal, Hostel (2005) de Eli Roth cinta con fuertes dosis sadomasoquista en contra de jovenes turistas , Los renegados del diablo de Rob Zombie (2005), seguimiento de los crímenes cometidos por una banda de asesinos, o la inquietante Alta tensión del francés Alexander Aja (2004) una onírica cinta donde se confunde la realidad con la imaginación con un final aterrador.

Y la desternillante Grindhouse de Quentin Tarantino y Robert Rodríguez (2007) dos películas en una llenas de invención y morbo.

Lo que significa que mientras exista el morbo por la muerte y la sangre, Hollywood y sus mercaderes seguirán produciendo vísceras en cantidades industriales.

Películas Básicas
Psicosis (1960)
La matanza de Texas (1973)
Black Christmas (1974)
Halloween (1978)
Viernes 13 (1980)
Cumpleaños Mortal (1980)
The Burning (1981)
La casa de los horrores (1981)
San Valentín sangriento (1981)
Sleepaway Camp (1983)
Pesadilla en Elm Street (1984)
Noche silenciosa, noche de muerte (1984)
Inocentada Sangrienta (1986)
Deliria (1987)
Muñeco diabólico (1988)
Scream (1996)
Se lo que hicisteis el último verano (1997)

Demetrio Aguilera Malta, el fabulador de lo cholo

La presencia del Grupo Guayaquil en la historia de la literatura ecuatoriana es imprescindible. Cada uno de sus integrantes forjó con sus obras momentos clave de nuestra identidad cultural. Uno de ellos, Demetrio Aguilera Malta, cumpliría hoy cien años de nacimiento. A este autor ningún género le fue ajeno. Incursionó en el cuento, la novela, el teatro y hasta en el cine, por lo cual su obra, llena de matices narrativos innovadores, adornada de magia y realidad, continúa viva.Aguilera Malta nació en Guayaquil, el 24 de mayo de 1909. Fue hijo de Demetrio Aguilera Sánchez, antiguo combatiente de las montoneras alfaristas, y de Teresa Malta.

Aguilera Sánchez se dedicó al comercio y a la agricultura, estableciendo su negocio en la isla San Ignacio, ubicada en el Golfo de Guayaquil. En sus travesías fluviales llevaba de acompañante a su hijo Demetrio. Estos viajes fueron uno de los elementos inspiradores de la literatura del autor. El contacto con el río Guayas, el entorno geográfico del perfil costanero, las islas intrincadas llenas de manglares y sus habitantes, los cholos, se convirtieron en protagonistas de sus obras.

Dos escritores ejercieron una fuerte influencia en su formación intelectual: José de la Cuadra y Joaquín Gallegos Lara, líder del Grupo Guayaquil. Aguilera se distinguió por ser un lector voraz. Fue inmenso su afán por conocer y aprender. Sus lecturas: Fedor Dostoievski, Thomas Mann, Benito Pérez Galdós y León Tolstoi, que le dieron herramientas para tornear psicológicamente a sus futuros personajes de novelas.

En teatro su favorito fue Eugene O’Neill. También Rafael Valle Inclán, que dio al autor la tendencia hacia lo esperpéntico con que ilustró sus novelas y cuentos. Aguilera Malta participó en la formación del partido Socialista en 1926, aunque luego dejó la militancia por considerarla incompatible con las tareas del escritor. Sin embargo, no abandonó las inquietudes políticas de izquierda.

Ejerció el magisterio en universidades extranjeras. Fue subsecretario de Educación en 1937 y en 1943. En este último año fue nombrado director del Museo Único en Quito. Ingresó a estudiar Derecho en la Universidad, pero dejó trunca la carrera.

Sus inclinaciones por el dibujo lo llevaron a matricularse en la Escuela de Bellas Artes. No terminó la carrera, aunque siguió realizando ilustraciones para exposiciones y portadas de libros. Desempeñó la docencia en el colegio Vicente Rocafuerte, y el periodismo en una columna de Diario EL UNIVERSO (1933).

Las necesidades económicas lo llevaron a manejar una pequeña fábrica de fideos. Y en medio de sacos de harina siempre tenía a mano su máquina de escribir para poder plasmar las historias que producía su fértil imaginación.

Sus inicios literarios se dieron en 1924, cuando publicó en la revista Cromos sus primeros poemas. Se reafirmó en ese género en 1927 al sacar en colaboración con el futuro historiador y diplomático Jorge Pérez Concha el poemario Primavera interior. Luego escribió el Libro de los mangleros, donde se atisbó su atracción por el mundo del cholo y el montubio.

El año 1930 fue una fecha clave para su vida y la cultura del país. Ecuador se debatía frente a la crisis económica causada por la caída de los precios del cacao y la ruina de los cacaoteros. El Estado estaba en un proceso de fortalecimiento de sus instituciones luego de la Revolución Juliana, mientras amplios sectores sociales irrumpían reclamando espacios en la sociedad. En este marco, Aguilera Malta junto a dos jóvenes guayaquileños, Enrique Gil Gilbert y Joaquín Gallegos Lara, publicó el libro de cuentos Los que se van, recopilación de relatos del cholo y el montubio, obra fundamental y revolucionaria en nuestra literatura, que sorprendió al medio cultural por la utilización de un lenguaje castizo y por la toma de partido por el hombre de campo como protagonista.

El joven guayaquileño era autor de ocho cuentos. Destacaba su estilo directo, trasladando el dialecto cholo al papel sin ningún cambio.

Cada relato destilaba pasión, ternura y violencia. Entre los que constaban El cholo que odió la plata, cuyo personaje es una especie de símbolo utópico: el hombre primigenio que no debe ser contaminado por el poder económico; El cholo que se fue pa Guayaquil, declaración de amor a su ciudad natal, pero también alegoría de cómo las urbes modernas pueden vampirizar al hombre del monte; y El cholo que se castró, lleno de violencia y sexualidad.

Hombre de carácter inquieto y cosmopolita, no dudó en partir a distintos lugares para conocer y comprender las realidades y culturas de otros países, por lo cual Benjamín Carrión le llamó judío errante con libreta de direcciones.

Se desempeñó en el ámbito diplomático en Chile, Estados Unidos y México. Este último sería su residencia desde 1958 hasta su muerte. El éxito le llegó con Don Goyo (1933), novela publicada por la madrileña editorial Cenit en su colección Panorama literario español e hispanoamericano. Don Goyo, personaje que linda entre lo humano y lo mítico, es la representación idealizada del cholo manglero, que simboliza la lucha del hombre por dominar a la naturaleza.

En 1936 viajó a España para estudiar Humanidades en la Universidad de Salamanca, donde le sorprendió la Guerra Civil. Ejerció de corresponsal de guerra. Tomó partido por el bando republicano y producto de esa experiencia publicó el libro titulado Madrid, reportaje novelado de una retaguardia heroica (1937) que fue traducido al ruso. Participó en el Congreso Internacional Antifascista en la ciudad de Valencia, donde se codeó con artistas de la talla de Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, André Malraux, David Alfaro Siqueiros, Pablo Neruda, entre otros.

Por esos años incursionó en el teatro. Llevó piezas de su autoría a las tablas, destacándose Lázaro (1941), que tuvo el récord de 1.000 presentaciones en todo el país, con la compañía de Ernesto Albán. En 1942 lanzó la obra La isla virgen, nueva incursión en el mundo del cholo y la cual contiene elementos narrativos que la entronca con Don Goyo y que logró éxito de ventas y críticas.

Producto de sus inquietudes artísticas produjo la película Cadena infinita (1949) en Santiago de Chile, que fue un fracaso. Pero no se amilanó y a continuación filmó en Brasil Entre dos carnavales (1951), con guión de la mexicana Velia Márquez, que luego fue su compañera sentimental.

A finales de la década de los sesenta América Latina se encontraba inmersa en el auge del realismo mágico. En ese marco Aguilera Malta publicó una de sus más logradas novelas, Siete lunas y siete serpientes, obra que marcó el fin de su trilogía del cholo iniciada con Don Goyo.

Siete lunas funde la realidad con el mito, inspirado en leyendas del Litoral pobladas de tintines y aparecidos, que debió haber escuchado durante sus viajes de juventud. Creó en la novela un microcosmos o universo propio con sitios como la mítica ciudad de Santorontón y la isla de Balumba, lugares donde las fuerzas del bien y el mal libran combates eternos y cuyos habitantes esconden terribles secretos de muerte y destrucción.

En esta obra de reminiscencias epopéyicas y mágicas, el autor logró establecer un puente entre ese mundo de magia de la hacienda La Hondura del relato Los Sangurimas, de José de la Cuadra, y el realismo mágico elaborado del Macondo de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.

Demetrio Aguilera Malta falleció en México el 28 de diciembre de 1981, donde se desempeñó como embajador. En ese año recibió el Premio Nacional Eugenio Espejo. Al morir dejó como último deseo que sus cenizas fueran esparcidas en el río Guayas, quizás para poder transitar sigilosamente como su personaje Don Goyo, vigilante eterno de los manglares costeños.